

Se oía una melodía, lejana pero reconocible. Solo tenía tapados los ojos y la boca, así que podía escuchar perfectamente el sonido saliendo del altavoz de su smartphone, guardado en el bolsillo de su chaqueta que, aunque estaba tirada a un escaso metro de distancia, parecía encontrarse a un mundo entero. Tenía las manos atadas al respaldo de la silla de madera, también los pies, por los tobillos, y el torso, con una cuerda que le daba varias vueltas y le cubría zonas de las clavículas, el vientre y la cintura.
… ETE VECES MÁS FUERTE QUE TÚ…
Quería descolgar y pedir auxilio. Obviamente no podía.
… EMPRE ESTOY DE BUEN HUM…
El teléfono dejó de sonar.
—¿Quién es Francis? —dijo una voz femenina que parecía macerada en humo de puro—. ¿Me estás oyendo, Úrsula?
Úrsula no contestó. No porque se estuviera haciendo la chula, sino porque, como se ha comentado más arriba, estaba amordazada y lo único que podía decir era: «¡Uuuuum, umum um, um!»
—¡Que quién es Francis!
—¡Uuuuuum! ¡Um, umum, um! —Traducido al cristiano venía a ser: «¡que me sueltes, tía loca!», más o menos.
—¡Oh, qué tonta soy! —dijo la voz femenina macerada en puros—, no puedes responderme con eso en la boquita.
La voz, o mejor dicho el envase donde venía la voz, se acercó a Úrsula, le quitó la mordaza, que consistía en un trapo que le rodeaba la cabeza, y también le quitó la venda de los ojos. Úrsula abrió y cerró mucho la boca, para acostumbrarse a la ligereza en las comisuras. Bizqueó, por el fogonazo de luz repentina.
—¿Qué decías?
La de la voz era alta, con el pelo castaño claro, el rostro salpicado de pecas y unos labios finos.
—¡SUÉLTAME, TÍA LOCA!
La tía loca se llevó el dedo índice, con la uña un poco sucia, a los labios y le pidió que se callara. Sonrió y se mordió los labios.
SOY UN GNOMO, Y AQUÍ EN EL BOSQUE SOY FELIZ…
La tía loca se quedó mirando la pantalla del teléfono, en la que podía leerse el nombre «Francis».
—¿Quién es Francis?
… SOY SIETE VECES MÁS FUERTE QUE TÚ…
—¡Que quién putoes Francis!
—¡Es mi hermano puta loca de los cojones!
—¿Te lo tiras?
—¿Qué? ¡No!
—Como esos dos rubios que eran hermanos y follaban.
—No sé de qué me hablas. Yo no me acuesto con mi hermano, ¡qué asco! Deja que me vaya, por favor.
—¡Ja! Seguro que hasta tenéis hijos, como esa pareja. Menos mal que a él le dieron su merecido. ¡Zasca! Mano cortada. Ahora se pasea por ahí con una mano dorada.
—¡¿Qué?! ¡Espera! ¿Te estás refiriendo a Jaime Lannister?
—¡Ajá! Veo que entre incestuosos os conocéis. ¡Qué asco!
Úrsula empezó a reírse de forma nerviosa.
—¿De qué te ríes, Úrsula?
—De ti, idiota. ¡Eres una puta loca idiota! ¿Jaime Lannister? ¡¿En serio?! ¡Dios!
—¿Qué tiene de gracioso?
—¡Es un puto personaje de ficción!
—¡Ya, claro! En tus sueños. Es de verdad, es del reallity ese.
—¿Juego de tronos?
—¡Ese!
—¡Es una puta serie de televisión! ¡Hay dragones!
—Claro, porque viven allí, en Poniente.
—¡No existen los dragones!
—Aquí, en España, claro. Pero tampoco hay osos polares, ¿no? Pues eso, los dragones son de Poniente. ¡No me distraigas! ¿Te follas a tu hermano?
—¡Que no! No me follo a nadie.
—¿Quieres follarme a mí?
—Espera, ¿qué?
—Un quiqui rápido.
—¿Estás de coña?
—¡Con tu hermano sí, pero conmigo no!
—Idale perico al torno… ¡que no me acuesto con mi hermano, tía pesá!
—Qué asco de mundo, hermanos follando, tía y sobrino follando…
—¡QUE ES UNA SERIE DE TELEVISIÓN BASADA EN UNOS LIBROS!
—¡Los libros son biografías, inculta!
—¡Y tu coño un portaaviones!
—No es necesario ser vulgar.
La tía loca le colocó la venda de los ojos.
… SOY UN GNOMO…
—¡Déjame cogerlo! ¡Déjame decirle a mi hermano que estoy bien!
—¡Lo tuyo es vicio! ¡Deja de pensar en el rabo de tu hermano!
… JUNTO A SU RAÍZ…
La tía loca le colocó la mordaza y se alejó.
—En serio, qué asco de gente. —Se le escuchó decir—. En cuanto mate a esta voy a por los rubios. Pero tengo que tener cuidado, que la zorra esa tiene a la mole esa como guardaespaldas. Putos incestuosos… a esa gente la castraba yo… ■
… ETE VECES MÁS FUERTE QUE TÚ…
Quería descolgar y pedir auxilio. Obviamente no podía.
… EMPRE ESTOY DE BUEN HUM…
El teléfono dejó de sonar.
—¿Quién es Francis? —dijo una voz femenina que parecía macerada en humo de puro—. ¿Me estás oyendo, Úrsula?
Úrsula no contestó. No porque se estuviera haciendo la chula, sino porque, como se ha comentado más arriba, estaba amordazada y lo único que podía decir era: «¡Uuuuum, umum um, um!»
—¡Que quién es Francis!
—¡Uuuuuum! ¡Um, umum, um! —Traducido al cristiano venía a ser: «¡que me sueltes, tía loca!», más o menos.
—¡Oh, qué tonta soy! —dijo la voz femenina macerada en puros—, no puedes responderme con eso en la boquita.
La voz, o mejor dicho el envase donde venía la voz, se acercó a Úrsula, le quitó la mordaza, que consistía en un trapo que le rodeaba la cabeza, y también le quitó la venda de los ojos. Úrsula abrió y cerró mucho la boca, para acostumbrarse a la ligereza en las comisuras. Bizqueó, por el fogonazo de luz repentina.
—¿Qué decías?
La de la voz era alta, con el pelo castaño claro, el rostro salpicado de pecas y unos labios finos.
—¡SUÉLTAME, TÍA LOCA!
La tía loca se llevó el dedo índice, con la uña un poco sucia, a los labios y le pidió que se callara. Sonrió y se mordió los labios.
SOY UN GNOMO, Y AQUÍ EN EL BOSQUE SOY FELIZ…
La tía loca se quedó mirando la pantalla del teléfono, en la que podía leerse el nombre «Francis».
—¿Quién es Francis?
… SOY SIETE VECES MÁS FUERTE QUE TÚ…
—¡Que quién putoes Francis!
—¡Es mi hermano puta loca de los cojones!
—¿Te lo tiras?
—¿Qué? ¡No!
—Como esos dos rubios que eran hermanos y follaban.
—No sé de qué me hablas. Yo no me acuesto con mi hermano, ¡qué asco! Deja que me vaya, por favor.
—¡Ja! Seguro que hasta tenéis hijos, como esa pareja. Menos mal que a él le dieron su merecido. ¡Zasca! Mano cortada. Ahora se pasea por ahí con una mano dorada.
—¡¿Qué?! ¡Espera! ¿Te estás refiriendo a Jaime Lannister?
—¡Ajá! Veo que entre incestuosos os conocéis. ¡Qué asco!
Úrsula empezó a reírse de forma nerviosa.
—¿De qué te ríes, Úrsula?
—De ti, idiota. ¡Eres una puta loca idiota! ¿Jaime Lannister? ¡¿En serio?! ¡Dios!
—¿Qué tiene de gracioso?
—¡Es un puto personaje de ficción!
—¡Ya, claro! En tus sueños. Es de verdad, es del reallity ese.
—¿Juego de tronos?
—¡Ese!
—¡Es una puta serie de televisión! ¡Hay dragones!
—Claro, porque viven allí, en Poniente.
—¡No existen los dragones!
—Aquí, en España, claro. Pero tampoco hay osos polares, ¿no? Pues eso, los dragones son de Poniente. ¡No me distraigas! ¿Te follas a tu hermano?
—¡Que no! No me follo a nadie.
—¿Quieres follarme a mí?
—Espera, ¿qué?
—Un quiqui rápido.
—¿Estás de coña?
—¡Con tu hermano sí, pero conmigo no!
—Idale perico al torno… ¡que no me acuesto con mi hermano, tía pesá!
—Qué asco de mundo, hermanos follando, tía y sobrino follando…
—¡QUE ES UNA SERIE DE TELEVISIÓN BASADA EN UNOS LIBROS!
—¡Los libros son biografías, inculta!
—¡Y tu coño un portaaviones!
—No es necesario ser vulgar.
La tía loca le colocó la venda de los ojos.
… SOY UN GNOMO…
—¡Déjame cogerlo! ¡Déjame decirle a mi hermano que estoy bien!
—¡Lo tuyo es vicio! ¡Deja de pensar en el rabo de tu hermano!
… JUNTO A SU RAÍZ…
La tía loca le colocó la mordaza y se alejó.
—En serio, qué asco de gente. —Se le escuchó decir—. En cuanto mate a esta voy a por los rubios. Pero tengo que tener cuidado, que la zorra esa tiene a la mole esa como guardaespaldas. Putos incestuosos… a esa gente la castraba yo… ■