

Por fin, tras tanto tiempo luchando contra el mar bravío, divisaron el faro de Fisterra y respiraron el aroma familiar que dejaba claro que habían vuelto a su hogar. La Costa da Morte les recibía con su belleza encantada y aquel edificio cuya luz les guiaba por unas aguas teñidas por la negrura de la noche abierta, les daba la bienvenida después de tanto tiempo apartados de sus casas. El viaje había sido largo, y los peligros que encontraron en él, habían hecho que sus aspectos se vieran envejecidos por el sufrimiento. Las Bruxas do Mar los habían perseguido durante días, levantando poderosas olas, como colosos acuáticos llenos de inquina. Todo eso ya había pasado, y el barco bautizado como Oscuridade III, finalizaba su travesía con algunas bajas, pero con su misión cumplida: volver a casa con el Cayado de la Desesperación, el arma más poderosa de las bruxas.
© 2015 M. Floser
(Nota: solo los derechos del texto me pertenecen)