DEL TRONCO DE UN ÁRBOL
En el tronco de un árbol soñando estaba,
con ojos de topacio el elfo que lloraba.
Y en la luz del ocaso un canto suena,
es el elfo el que llora de pura pena.
Canta a la luna bien satisfecha,
que una criatura nueva está en la brecha.
En la brecha del árbol de un bosque inerte,
el elfo que llora por el placer de verte.
Belleza de luz de la noche estrellada,
tú simple humana, él leyenda encarnada.
En los montes bañados por el cielo oscuro,
se encuentran dos corazones sanos y puros.
Y ese niño elfo, y esa niña humana,
y ese amor que suena a pasión pagana.
Es la luz del sol la que ha nacido,
esas almas gemelas se han conocido.
Y ahora él consuela, y ahora llora ella,
y sus lágrimas brillan como mil estrellas.
Y ese árbol viejo que queda ya marchito,
padre orgulloso de su querido hijito.
Porque el elfo ama, porque el elfo crece,
y con la humana miran como el sol aparece.
Y ese árbol viejo, y ese amor infante,
se despiden con el ritmo de su último cante.
© 2015 M. Floser.
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