
N-03L. Imagen libre de licencia: Pixabay.

La Tierra. Año 3022.
HACE MIL AÑOS QUE SANTA CLAUS desapareció. Es una forma de decir que murió. Como todos los seres mágicos, cuando llegó su hora, Santa simplemente dejó de existir. No cayó al suelo, no agonizó, no dijo «¡¿Por qué a mí, Diosa?!» ni ninguna de esas cosas que hacemos los mortales y que, si lo piensas, son bastante molestas. No, él simplemente hizo el clásico truco de magia de ¿me ves? Pues ya no me ves.
Los cinco años siguientes no se celebró la Navidad. Santa se llevó el espíritu a la tumba o al cosmos o adónde quiera que fuera. La gente iba por la vida como si hubiera perdido algo y no supiera el qué, como quien busca las gafas por todas partes sin darse cuenta de que las lleva puestas. La sociedad se volvió un poco más egoísta, aunque parecía algo imposible. Ya no necesitaba portarse bien, ya no había una lista de niños malos, ya daba igual lo que hiciera, porque no había un Santa que les trajera carbón. Saqueos, secuestros, matanzas. Vamos, lo de todos los años, pero sin repercusiones.
Mamá Noel, cinco años después de que su esposo se convirtiera en polvo místico y viajara por la eternidad y los distintos pliegues de la realidad, encontró una habitación secreta en el taller. Estaba buscando el libro de recetas Repostería divertida, donde te enseñaban a hacer brownies con maría y otras cosas por el estilo. Se tropezó con un cable y, sin querer, accionó un interruptor oculto y una pared se abrió como las puertas de un ascensor.
—Por los cojones de Rudolph —dijo Claus.
Entró en la sala y las luces se encendieron solas. En una pared, de pie, había una especie de maniquí gris, de metro noventa. Tenía una nota pegada al pecho, escrita con la letra de su marido.
ACTIVAR CUANDO YO MUERA
A la mujer se le escaparon las lágrimas. En su cabeza pudo escuchar la voz de Santa. Grave, profunda como un terremoto. Le encantaba esa voz, sobre todo cuando estaban en la cama y no tenía más remedio que decir la palabra de seguridad. Entonces ella dejaba de retorcerle los pezones o de darle con el látigo.
La mujer vio una palanquita en la pared y se fijó en que había varios cables que iban desde un ordenador complicadísimo a la cabeza del maniquí. Accionó la palanca y la electricidad recorrió el cuerpo del muñeco. La luz del taller se fue y Mamá Noel se quedó a oscuras, excepto por los ojos y los labios del maniquí, que brillaban en la oscuridad.
Los labios se movieron y una voz suave pero metálica dijo:
—N-03L Activada. Escaneando globo terráqueo. Cargando lista de niños malos. 07% completada.
Mamá Noel habría sentido miedo si no hubiera vivido tantos siglos. Había visto cosas que los demás no creeríamos. Había visto a su marido luchar contra los Vengadores, habían viajado hasta una galaxia muy muy lejana para entregarle regalos a una criatura disléxica que, por lo visto, era muy poderosa pero no lo suficiente como para pagarse un logopeda.
—25% completada.
Regresó la luz y Mamá Noel vio a aquella criatura de pie, ligeramente encorvada hacia adelante, con sus ojos luminosos parpadeando y sus labios emitiendo un brillo que subía y bajaba de intensidad, como si su luz latiera.
—50% completada.
Mamá Noel observó a aquella cosa. Dio vueltas a su alrededor, mirándola de arriba abajo. En la espalda tenía una chapita de metal que ponía: Made in Santa Claus Factory.
—80% completada.
La mujer se quedó de pie frente a lo que empezaba a sospechar era un androide creado por su marido y esperó.
Lista de niños malos descargada.
—Hola —dijo Mamá Noel sintiéndose un poco estúpida—. Soy Mamá Noel, mi marido es tu creador.
La androide miró a la mujer y la luz de sus ojos empezó a parpadear muy deprisa.
—Escaneando— dijo el androide. Sus ojos se tiñeron de una luz roja—. Sujeto escaneado. Mamá Noel. Alaina Claus, ha sido una niña mala.
—¡¿Cómo dices?! —estalló la mujer—. ¿Que significa que he sido una niña mala?
—27 de diciembre de 2022. Delito: asesinato. Víctima: Patric Felix Santa Claus. Su castigo será la muerte.
La mano del androide atravesó el pecho de la mujer y cuando salió sujetaba su corazón, que todavía latía. Mamá Noel tenía los ojos muy abiertos. Miró su propio corazón y por un segundo pensó que todo aquello era una pesadilla. Fue solo eso, un segundo, el que tardó en caer al suelo.
Ahora, mil años después, cada 25 de diciembre, N-03L viaja por el mundo castigando a los niños malos. La humanidad ha creado la resistencia, para luchar contra ella. Cualquier cosa menos reformarse y empezar a portarse como Diosa manda. Igualmente, N-03L castiga con mano de hierro —nunca mejor dicho— cualquier infracción, por pequeña que sea. Todo el mundo recuerda aquel bebé cuya cabeza fue desenroscada por vomitar sobre el hombro de su madre. Los terrícolas siguen sin celebrar la Navidad, porque ahora, todos los años, el planeta se convierte en un campo de batalla durante 24 horas.
Por cierto, seguramente te lo estás preguntando desde hace rato. La palabra de seguridad de Mamá Noel y su marido en la cama era: Hohoho. ■