
Ho, ho, ho es un relato navideño cómico perteneciente a «Las tres palabras», una sección dentro de «Ejercicios de escritura». En ella haré relatos incluyendo tres palabras generadas automáticamente con esta web.

Palabras a añadir:
NENE 1 |
CUEROS 2 |
CRONOMETRAR 3 |

LAS COSAS podrían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así. En la partida de ajedrez de la Vida contra la Muerte, la vencedora fue la de la guadaña. Una partida tan larga como el 2020, que nadie se acordó de cronometrar3, y una victoria que la Parca celebró por todo lo alto, invitando a todos sus seres queridos, lo que limitaba la lista a ella misma y a su fiel Saco de Huesos, un perro bastante canijo y tembloroso, con una cara que hacía que te preguntaras si realmente estaba vivo o había sido fruto de algún ritual macabro de vudú. El jaque mate llegó con un cuchillo traicionero clavado en el corazón mismo de Santa Claus. Así es… Papá Noel está muerto y su asesina fue su propia mujer.
Si alguien me hubiera dicho que algún día investigaría la muerte del gordinflón, me habría partido el culo de risa. No te ofendas, es que no suelo creerme ese tipo de idioteces. Pero aquí estoy… dos años después, escribiendo estas líneas, este libro que pretende permitir que deje mi vida de detective privada. ¿Por qué quiero cambiar la placa y la pistola por el teclado y la taza de café caliente? Porque cuando una investiga la muerte de Santa Claus sabe que la humanidad ha tocado fondo. Es más fácil escribir las miserias de la gente que investigarlas. Resolver crímenes ya no me aporta nada y, de hecho, en los últimos meses, lo único que me ha dado ha sido un alcoholismo repleto de clichés, como el de llevar mi propia petaca encima y acompañar los ibuprofenos con un trago de bourbon.
Este prólogo sirve como desahogo, como intento de explicar —no tanto a ti como a mí misma— por qué he decidido tirar toda mi carrera a la basura. En las páginas que siguen a esta introducción, encontrarás toda la investigación que llevé a cabo. Quizá te sorprenda que el libro —prólogo a parte— tenga más de mil páginas, ¿cómo puede ser tan gordo un libro sobre una investigación? La respuesta es bien sencilla: a Papá Noel le odiaba mucha gente. Los duendes que tenía explotados en el taller del Polo Norte, el típico nene1 que pide el nuevo móvil de Apple pero a cambio recibe el nuevo par de calcetines de El Rastro, su mujer, obviamente, y un tal Krampus.
Investigar la muerte del gorderas ha sido uno de los trabajos detectivescos más agotadores de toda mi carrera. Cuánto secretismo, cuánto mamoneo, ¡cuántas tonterías!
No soy escritora. Aunque me gusta escribir, en este tema de la literatura estoy en cueros2. Soy lo que algunas personas ponen en su biografía de Twitter: «Intento de juntaletras». Siempre me han dado mucha rabia esas definiciones, pero permíteme que me la adjudique ahora. Te pido disculpas de antemano si este libro no tiene la calidad literaria que esperas de un ejemplar del grosor de este. Digo que lo siento aunque simplemente me suda el coño si te gusta o no.
Mi nombre es Levana y así es como mataron a santa Claus.
Ho, ho, ho… feliz Navidad, hijos de puta. ■