

Nubes, mar, la luz dorada de la puesta de sol y unos cuantos pájaros volando hacia el horizonte. Esos son los ingredientes necesarios para hacer un paisaje de ensueño. Nada más, pero tampoco nada menos. Una mezcla diseñada por mí, Hov, diosa encargada de la belleza del mundo, especializada en paisajes. ¿Sabes ese arcoíris fortuito que corres a fotografiar antes de que le dé por desaparecer? Es obra mía. ¿Ese sendero del bosque en el que cae una cortina de hojas secas de colores ocres? Es obra mía. ¿Ese perro lamiéndose sus partes en medio de plaza Cataluña cuando tú estás a punto de hacerle una foto a tu hija dándole de comer a las palomas? Es una colaboración con Bufis, dios encargado de las bromas y de las cosas graciosas del mundo.
Es cierto que no siempre he diseñado paisajes de ensueño, tuve mi época oscura, como muchas artistas. Una época en la que me dio por pintar tierras devastadas por tornados o tsunamis. Una época llena de dolor. Me arrepiento, aunque no puedo volver en el tiempo, eso solo lo puede hacer Pik, la diosa de los flashbacks del mundo, encargada de que mientras estás en el váter, haciendo tus cosas, te venga a la mente la letra de la canción de ese anuncio que odiabas de joven.
Una de mis mejores obras, sin duda, ha sido La lluvia abundante en la ciudad por la noche, me encanta cada vez que Dios todopoderoso decide usarla, me asomo al borde para ver el mundo que hay bajo los dioses, y contemplo Nueva York con sus luces alumbrando la cortina de agua, o Barcelona, con su casco antiguo empapado, adquiriendo un aspecto que parece haber congelado la ciudad en un tiempo lejano. Lo malo de esta imagen es que Bufis, cómo no, suele añadir un perro lamiéndose sus partes bajo la tromba de agua. Es como el photobomb que han popularizado los humanos. A veces me hace gracia y otras le arrancaría la piel a tiras y lo rebozaría en sal. Es una imagen muy potente, quizá me dé por pintarla. ■
Es cierto que no siempre he diseñado paisajes de ensueño, tuve mi época oscura, como muchas artistas. Una época en la que me dio por pintar tierras devastadas por tornados o tsunamis. Una época llena de dolor. Me arrepiento, aunque no puedo volver en el tiempo, eso solo lo puede hacer Pik, la diosa de los flashbacks del mundo, encargada de que mientras estás en el váter, haciendo tus cosas, te venga a la mente la letra de la canción de ese anuncio que odiabas de joven.
Una de mis mejores obras, sin duda, ha sido La lluvia abundante en la ciudad por la noche, me encanta cada vez que Dios todopoderoso decide usarla, me asomo al borde para ver el mundo que hay bajo los dioses, y contemplo Nueva York con sus luces alumbrando la cortina de agua, o Barcelona, con su casco antiguo empapado, adquiriendo un aspecto que parece haber congelado la ciudad en un tiempo lejano. Lo malo de esta imagen es que Bufis, cómo no, suele añadir un perro lamiéndose sus partes bajo la tromba de agua. Es como el photobomb que han popularizado los humanos. A veces me hace gracia y otras le arrancaría la piel a tiras y lo rebozaría en sal. Es una imagen muy potente, quizá me dé por pintarla. ■