{Nota fija}→ ¡Bienvenidos a Juegos Twitterarios. A partir de ahora voy a proponer una serie de juegos literarios en mi cuenta de Twitter, uno de ellos será el FloserCuento. En él facilitaré una imagen a mis seguidores en la que deberán inspirarse para escribir un microcuento incluyendo el hashtag #FloserCuento, luego, para que ese tiempo que me dedican se vea recompensado, publicaré sus relatos aquí en el blog para que más gente sepa de su existencia y pueda seguirlos. ←{nota fija}


El robot que el mago tenía delante parecía obsesionado con exterminarlo todo pues no dejaba de repetirlo. No obstante, el asunto acabó bien cuando el mago le ofreció un bocadillo de pastrami. Entonces se obsesionó con el fiambre. Cosas de robots, supuso el mago. #FloserCuento https://t.co/0XHR3NUgjm
— Nursiwe Doshaburi⭐ (@Nursiwe) 30 de mayo de 2018
***
El robot mayordomo le había traído el plato con las lonchas de pastrami a la hora indicada, como siempre. El hombre se dijo que haber dejado el oficio de mago había sido su mejor decisión, aquellas máquinas sí que eran un prodigio.#FloserCuentohttps://t.co/oCkqc17N9N
— Dagmar Sola (@DagmarSola) 30 de mayo de 2018
***
Apartó el bocadillo de pastrami sin siquiera tocarlo y se levantó de la silla, se quedó mirando su obra incompleta. Hasta no terminarla, no tendría paz , es lo que tiene ser un mago de la tecnología.
– Un robot -Musitó- No, no es un simple robot es casi humano.#FloserCuento https://t.co/QzSaUOKH3O— Lore (@lorecuak) 30 de mayo de 2018
***
El robot tenía cautivo al mago, por quitarle lo más preciado: el último trozo de pastrami hecho por su creadora, ya fallecida.
Pero no se quedaría así, el mago tendría que pensar algún hechizo para devolver lo que devoró tan ansiosamente en un arrebato de gula.#FloserCuento https://t.co/G1a249DxgA— J.J. Kastle (@JJ_Kastle) 30 de mayo de 2018
***
—¡Pastrami! —conjuró el mago.
Ninguna chispa arcana brotó de sus dedos. Suspiró cansado.
—¿Qué haces? —preguntó una voz.
—Devolverte a la vida —dijo lacónico
Un cuerpo inerte yacía junto a un robot medio oxidado.
—No te hagas más daño —le aconsejó—, déjame marchar.#FloserCuento https://t.co/fsIvXvXOaW— H. Chescrow (@howlingchescrow) 30 de mayo de 2018
***
Un robot quería ser mago pero, por más que lo intentaba, de la chistera, en lugar de palomas salía pastrami. https://t.co/1HgqjrC5A1
— Capitán Ben Willard (@Ben_L_Willard) 30 de mayo de 2018
***
#microcuento #FloserCuento
-Deja de moverte, trasto inútil -masculló el mago.
Ya casi lo tenía. Sólo tenía que acabar de cocerlo al vapor. Y para eso nada mejor que éste autómata a vapor.
-Soy un robot, no una cocina con patas, capullo. ¡Y el pastrami hay que condimentarlo antes! https://t.co/QYFvZKgXFd— Informático Farero (@informatifarero) 30 de mayo de 2018
***
#FloserCuento Miraba, deleitado, su creación. El trabajo había sido duro. Todos decían que era un mago en el campo de las inteligencias artificiales, pero aquél robot lo superaba todo, "incluso podría confundirse con un humano" se dijo, mientras disfrutaba su sandwich de pastrami https://t.co/jxUXKqDGce
— Pedro Chávez Aguado (@chavezaguadopl1) 30 de mayo de 2018
***
#FloserCuento !Amanecía en Barcelona! Los echaron del “Pastrami Bar” Con su voz aguardentosa El Mago de Oz puntualizó. — Hijole se me pasó la mano, ya no eres de hojalata, ahora eres recargado. !!Te convertí en robot!!
— Maco García Pineda (@macogarciap) 30 de mayo de 2018
***
Recordando el pasado, en los que jugaba a ser mago, el Sr. Pastrami intentó encontrar un ápice de lucidez en el interior de su deteriorado cerebro. Todo su esfuerzo resultó inútil. Fue entonces cuando advirtió su nueva realidad; ahora era un robot cuya garantía había expirado. https://t.co/8foEfnZ5SK
— David Yanes (@DavidYanes79) 30 de mayo de 2018
***
El mago se sentía como un robot al ver que el hechizo en el que tanto había trabajado había convertido a su gato en pastrami reseco. ¿Cómo iba a deshacer el entuerto? Aunque para más inri, un hambre atroz al hechicero le estaba entrando. Pobre gato, pensó para sí… #FloserCuento https://t.co/9608dNsvZp
— Luzeon (@LuzeonArc) 30 de mayo de 2018
***
El pastrami era la última novedad en la carta de aquel italiano. Encomendarse a la última moda culinaria, era la solución para olvidar al que dijo ser un "mago de la cocina". En realidad, la magia se la confiaba al robot de cocina. @CajonRelatos #floserCuento #microcuento
— Mataranyes (@mataranyes) 30 de mayo de 2018
***
Debido a su extraño atuendo la gente del restaurante le miraba con desconfianza, incluso el dueño puso a su robot a analizarlo comprobando si era un mago y darle caza. Continuó comiendo su arroz con pastrami. Sabiendo que era imposible que detectaran su aura mágica. #FloserCuento https://t.co/D4Pjh5XgPS
— Eamane Nox (@eamane_nox) 30 de mayo de 2018
***
"Después de convertir los circuitos de aquel robot en pastrami, el mago se remangó y se marchó, dispuesto a acabar de una vez por todas con la rebelión de las máquinas" https://t.co/zwUqxtm4Dh
— Davidrago, Warrior Witch of Words (@Davidrago) 31 de mayo de 2018
***
El robot odiaba el pastrami. Le daba asco. Mucho. Y el chico estaba jugando con eso delante de sus ojos. Que desagradecido. ¿En qué momento le había parecido buena idea salvar de esos guardias a un estúpido mago? Ah, claro: estaba programado para eso. https://t.co/Bi1aWpyrmv
— Minerva Herz (@HumanAttempt) 31 de mayo de 2018
***
El mago se afanaba en su laboratorio, sin saber que la gente del pueblo había comprado un robot para matarlo, y que ese monstruo de metal se dirigía a su casa. Cuando el ser metálico lo atacó, no pudo hacer nada. Era un mago cocinero y lo más peligroso que hacía era pastrami https://t.co/Y5SwgTy0LR
— Donald S Waltz (@dswaltz) 31 de mayo de 2018
***
Clavó su mirada en la chistera que dejé sobre la mesa mientras rumiaba pensativo el pastrami de mamá. Mi férrea decisión de convertirme en mago y evitar así ser un robot más dentro del sistema no le pareció caer en gracia. «Tal vez», pensé, «no crea en la magia».#FloserCuento https://t.co/moYerWKzJR
— La vida de J (@LavidadeJ_) 31 de mayo de 2018
***
Un joven robot esperaba en la cola para ver el gran mago. Podía pedirle solo una cosa, así que cuando llegó al frente de la cola pidió su mayor deseo; si el mago pudo permitirle sentir el sabor del pastrami. El mago asintió. No podía sentir nada salvo eso, ¡pero el robot lo odió! https://t.co/dEFilNgrVQ
— Alicia Brunskill (@aliciabrunskill) 31 de mayo de 2018
***
El creador tuvo una idea brillante mientras le servían una cena fría en un restaurante malo. Volvería a hacer robots, pero no diseñaría un chef cualquiera, sino un mago del pastrami. https://t.co/E5Zq9cCPxO
— Silvia Paz (@divagando_blog) 31 de mayo de 2018
***
El mago oscuro caminaba por la estrecha vereda, junto al pantano, acompañado por su gólem de metal, robot de los antiguos.
Su mochila despedía un intenso olor a pastrami y a albahaca.
«Espero que no haya sabandijas al acecho —pensaba.»#FloserCuento #Microcuento #Microrrelato https://t.co/Miu39ri3I3— Carlos Marrades Rodríguez (@cmrtauri) 31 de mayo de 2018
***
Aquel joven Robot millenial tenia prohibido comer Pastrami. Así que llamó a su amigo el Mago y este le convirtió la carne en una caja entera de tuercas y tornillos, justo lo que su creador le recetaba. #FloserCuento https://t.co/hOYow9THtM
— Ver&Escribir (@veryescribir) 1 de junio de 2018
***
El pastrami cobró vida dentro del robot de cocina y lo detuvo a tiempo justo antes de ser descuartizado. A continuación saltó a la encimera. El mago miró atónito al trozo de carne resucitado. Luego miró a su bebé, sonrió y así descubrió que era más poderosa que él #FloserCuento https://t.co/rmEtArODXJ
— Susana Calvo (@SusanaCalav) 5 de junio de 2018
¡Gracias por vuestra participación!