

Recuerdo que estaba sentado, creo. En un banco bajo un árbol en un solitario parque. Estoy bastante seguro. Quiero decir… recuerdo las hojas secas en el suelo de tierra, recuerdo el sonido de unos patos chapoteando en un estanque cercano y recuerdo el olor del césped. Recuerdo también el tacto duro de la madera del banco clavándose en mi trasero, lo que me hace pensar que llevo rato sentado. Recuerdo una pluma mecida por el viento, bajando escalonadamente hasta posarse un segundo en mi regazo, como en esa película cuyo título no recuerdo. Cada vez recuerdo más cosas, como si las tinieblas de mi mente se empezaran a iluminar poco a poco. Recuerdo la pluma volviendo a alzar el vuelo. Recuerdo… recuerdo que mi recuerdo del parque solitario no es exacto porque, ahora que lo pienso, recuerdo un grupo de niños corriendo delante mío. Recuerdo a sus madres, un par de bancos más allá, hablando entre ellas mientras sus maridos, aún más allá, no despegan sus narices de las pantallas de sus móviles. Recuerdo un balón volando hacia mí y, a la vez, me recuerdo apartándome para que no me destroce las gafas. Recuerdo un grito agudo, una de las madres, pegándole la bronca al niño por ser niño mientras ella le ignoraba. Recuerdo a un padre, enfurecido sin tener claro el motivo, acudiendo al lado de su hijo para darle un azote en el culo. Recuero que una chica que pasea tres perros cierra los ojos para no ver como el padre azota a su hijo. Recuerdo a uno de los tres perros gruñendo al hombre y a este maldiciendo al animal. Recuerdo a la chica apartando al perro tirando de la correa y recuerdo a un hombre alto, delgado, rubio, que tropieza con la correa tensa y casi cae al suelo. Recuerdo la pistola que sí cae aunque no recuerdo muy bien de dónde. Sí… del interior de su chaqueta, ahora lo recuerdo. Recuerdo al hombre rubio mirando la pistola y luego mirándome a mí. Me recuerdo a mí mismo mirando la pistola y luego mirándole a él. Recuerdo a los niños mirando el arma, a la madre y al padre, y a la chica de los perros y a los tres perros mirando la pistola. Luego recuerdo al hombre cogiendo el arma a toda prisa, recuerdo sus manos temblorosas, recuerdo el cañón de la pistola apuntando a todos los que la habíamos mirado y recuerdo el fogonazo y el sonido ensordecedor de los disparos. También recuerdo, y es lo último que recuerdo, al hombre mirándome furioso, apuntándome directamente a la cara y… ya está, no recuerdo nada más, eso es todo, así morí, es lo único que recuerdo. ■

© M. Floser.
Me encanta como usaste el recurso de repetición. Saludos 😉
¡Muchas gracias, Ahuanda! Me alegra que te haya gustado. Si te soy sincero yo no las tenía todas conmigo con este relato, al releerlo me pareció demasiado raro. Pero de verdad que me alegra que lo hayas disfrutado.
PD:
Perdona la tardanza, está siendo un mes de locos.