Microficción #132

•ONIRIA•

Le costó dormirse, estaba nerviosa y no sabía si volvería a funcionar, si volvería a ocurrirle. Llevaba un mes entero sin que pasara y por eso había estado dando vueltas en la cama, con los ojos abiertos de par en par, nerviosa y con el corazón encogido dentro del pecho. Se reprendió, se intentó calmar, incluso se tomó un vaso de leche caliente. Se concentró en el sonido de los grillos fuera de la casa, en aquel campo alejado de la civilización en el que llevaba viviendo un año. Se concentró en el viento golpeando las paredes de la casa, en la sensación placentera que le provocaba saberse a salvo del frío bajo el edredón y la manta. Se concentró en su respiración y se obligó a calmarla. El sueño que tanto se resistía a invadirle empezó a venir, a hacer que sus párpados se cerraran lentamente. Su consciencia se retiró al fondo de su ser, y cayó en un profundo sueño.
    Cuando abrió los ojos se encontró tumbada sobre la nieve, delante de un castillo que en tiempos había sido enorme y majestuoso, pero que ahora era una ruina, un montón de escombros. El cielo no era azul, sino rojo, con nubes negras. Se veían aldeas incendiadas en varios puntos de aquel paisaje perturbador.
    Lo había conseguido, después de un mes sin pisar aquel lugar allí estaba, en Oniria, el país de los sueños. Pero no era como lo recordaba. La última vez que estuvo allí la guerra apenas era una escaramuza entre dos reyes enfrentados, ahora parecía haber arrasado todo el país y ella no había estado allí para evitarlo.

© M. Floser.

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