
Nuevo mundo

«Los dioses nos han abandonado», lo leí hace poco en la fachada de un edificio abandonado, pintado con letras rojas como si fuera sangre. Era spray. Me pregunto de dónde cojones sacaron un spray, pensaba que todos los supermercados habían sido saqueados hace años. «Los dioses nos han abandonado», la pintura es fresca, lo cuál me hace pensar una sola cosa: la gente es gilipollas. Mirad a vuestro alrededor, ¿no es evidente que los dioses nos han abandonado? Hace años que el mundo ha cambiado, hace años que las bestias han ascendido del abismo y han empezado a erradicar a la Humanidad. Los dioses nos han abandonado y a mí no se me ocurriría echárselo en cara. Nos lo merecemos. Dicen que cada uno recoge lo que siembra, ¿no? Bien, pues la Humanidad está recogiendo la mierda que ha sembrado y regado con tanto mimo desde hace siglos. ¿Cuántos quedaremos? Me pregunto si habrá alguien tan imbécil como para creer que hay que repoblar la Tierra, autoproclamándose los nuevos Adán y Eva. Espero que no, no estamos preparados para procrear, no nos lo merecemos.
Me imagino a un bebé naciendo en un mundo como este, donde la oscuridad no se limita a la falta de luz, sino que habita en los corazones de los pocos hombres y mujeres que quedamos. La supervivencia nos hace seres viles, sin principios. No quiero pensar en una pobre alma naciendo en un sitio así. La raza humana me da asco, hoy más que nunca. No sé por qué sigo llevando esta túnica y este alzacuellos, no sé por qué sigo acudiendo a la Biblia como si fuera a encontrar consuelo o respuesta. No tenemos remedio, nuestras almas están condenadas y los dioses nos han abandonado. ■
© 2017 M. Floser.