
Veinte años
Queridos amigos:
He visto en la prensa que seguís buscándome, que no os habéis rendido, a pesar de que ya hace veinte años que desaparecí. Es por eso, y solo por eso, que me he decidido a dar la cara o, para lo que nos ocupa, la carta. Quisiera agradeceros la atención recibida. Me siento tremendamente halagado. Como sabéis, convivo con Marie, tranquilos, ella está bien. De hecho, hace años que dejó de patalear, de insultarme y de intentar escapar. Hace ya nueve años que gozamos de una relación muy especial. Nuestro hijo tiene ahora cuatro años, ¿os lo imagináis? Esa chiquilla que les arrebaté a sus gordos padres, ahora es mi esposa, y me apoya en todo. Es curioso, pero fue ella la que me trajo la prensa, e incluso bromeaba con aquella época en la que me odiaba tanto. Me confesó que en algunos momentos había planeado la forma de matarme. Me alegra que se diera cuenta de que, en realidad, soy una persona llena de amor. ¿Sus padres? Tenían que morir. ¿Su hermana? No era mi tipo, y me vio la cara. Una torpeza, lo sé, pero el caso es que les liberé de su mísera vida insulsa, y a Marie… bueno, a ella le he dado una vida mucho más intensa, llena de pasión, de amor, y de aventuras. Nuestro hijo será un gran secuestrador, no olvidéis que lo lleva en la sangre. En cuanto tenga edad suficiente, le enseñaré todo lo que sé. Sí… también le enseñaré a llevar a cabo sus crímenes sin que vosotros, policías ineptos, le cojáis nunca.
PD:
El cuerpo de la hermana de Marie está enterrado en un solar del norte de la ciudad. La reconoceréis por mis sogas, atándola de pies a hombros. Tomad esta información como un regalo de aniversario. No todos los días se cumplen veinte años sin que te coja la policía.
Soga Blanca. ■
© 2017 M. Floser.
De nuevo :O
Ahuanda, pues de nuevo muchísimas gracias por tu comentario :). Me alegra mucho que te gusten mis relatos. Así da gusto dedicarle tiempo a este blog.